Sonrisas necesarias

Me ha conquistado el día de ayer. No era difícil por mi tendencia sanvalentinera celebratodo pero estando en los días del mes que estoy previos-a, ha sido todo un mérito, lo digo porque enestosdías estoy absolutamente rendida a la llorera, no necesito grandes razones para echarme unas lágrimas.

Ayer, estuvieron justificadas. Primero, me cayeron unas cuantas cuando ví la grabación que programé de Supernanny pensando en las poquísimas veces, o ninguna, que había visto sonreír al niño protagonista; y luego, en cuanto me enteré, también me cayeron las lágrimas pensando en Marta Del Castillo y en lo triste que debieron ser sus últimas horas, qué horror; encima, me ha dado pena observar que, en todas las muchas fotos que en la prensa y en la televisión se han dado de ella, no sonríe, en ninguna, sólo en una esboza una leve sonrisa a modo de mueca, no ríe abiertamente ni siquiera sonríe con todos los dientes...LLevo pensando en ella toda la semana, y en por qué nunca aparece sonriendo. Lo cierto es que ha sido un horror lo de esta pobre chica, un horror.

Pero por suerte también sonreí mucho ayer; aún mejor, durante unas horas, varias, he visto sonrisas francas y grandes en mi entorno más directo. Y me encanta darme cuenta que a mi alrededor se sonríe, ayer que comí con todos, mi hermano mayor sonrió francamente cuando le preguntamos por su historia, mis padres son de natural sonreidores, y yo, e incluso mi in-law, que no era un gran sonriente cuando lo conocí, ahora lo es más y me encanta que así sea...me encanta rodearme de sonrientes; no sé si seremos mejores personas, probablemente no, pero sí más sonrientes, y la sonrisa tiene un poder enorme, en uno mismo y en los demás.

Me apunto a la sonrisa como modus vivendi.

Por cierto, así estuvo mi chimenea encendida al calor de la tarde, consiguió crear un ambiente cálido y apetecible, lo da todo... ayer nosotros, también.