martes, 12 de enero de 2010

Historias de domingos de invierno


Igual que en el verano somos un pedacito verde en el mapa, sin alertas de calor, de fresquito puede que sí; en el invierno, mientras el resto del país y todos sus compañeros se hielan, aquí no cae ni un copo. Este domingo en el paseo por la playa de la mañana, fría, muy fría a eso de las nueve, empezó a caer agua nieve, más bien agua concolor porque la lluvia se veía caer, no era transparente; y nos hicimos la ilusión de ver nevar, sólo fue éso, una ilusión, al final es lo que cuenta, no?. No cayó más, pero sí hizo un frío estupendo con un sol radiante... mmmmm...nada me gusta más que ir a la playa con 0 personas en ella, salvo mi-law&me, claro, acceder por la pasarela de madera he-la-da pisando despacito para no resbalar, y quedarse cubito/a mientras caminanos por la orilla con un frío cortante, y los tíos, chichos entiéndase, venga a meterse en el agua, y a chapotear, y correr, qué pasión por la playa la de esta tribu. Y luego por la tarde, ponerme a leer calentita mientras fuera hace un frío que pela. Definitivamente, cómo me gustan los domingos de invierno.

Hoy, que lo que hace es un día de alerta, no sé de qué color pero debe ser de lo más negra a juzgar por cómo silba la señorita que manda el viento; nuevamente cae lluvia y temporal, vientos y demás, así que recién puesta en circulación me acuerdo de mis domingos y me los traigo en formato foto, de mañana y de tarde, y pienso que el temporal pasará y el cielo azul, allá por marzo, igual lo volvemos a ver. Vale, exagero. Y Hollywood poniendo lluvia artificial en sus pelis... ¿qué tal estudiar cómo exportar la propia?, lo mismo voy y me forro.
En fin. Me daré a los kellogs, no vaya a ser que se cumpla su frase mítica y pueda empezar el día con energía; lo que es con lluvia, la que quiera.

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