domingo, 5 de abril de 2009

Tortilla de patatas y cebolla caramelizadas

Tengo unos "huevos de casa", así llamamos aquí a los huevos de las gallinas conocidas o, mejor dicho, de casa de alguien conocido: desde el tendero del mercado a un vecino, pasando por el padre de algún amigo, éste es mi caso; estas gallinas se han criado en la casa de los padres de unos amigos, comiendo y viviendo más sanamente aunque su vida de gallina ponedora siga siendo igual de anodina que la de las demás gallinas ponedoras. Conste que si ellas supieran lo que valoramos sus huevos... no sería tan insignificante o insustancial su existencia.

Total, que nos han traído un trailer de huevos, vale exagero. Pero tenemos 20 más los que suele haber siempre en mi nevera, no menos de seis. El ritmo de recetashuevísticas es frenético, claro. Hoy se me ocurrió hacer una tortilla de patatas de otra forma. Suelo tomar dos tipos de tortilla: la ligera y la apurada. La primera es un éxito, rica, rica y muy saludable. La segunda es la de ¿qué cenamos hoy? qué tarde, ponerse ahora con un guiso..., venga, tú las patatas, yo la cebolla... fuego al máximo y en 10 minutos: tortilla guerapaaaaaaaaaaaaa, vista y no vista.

Hoy tengo otra, una con tiempo y ganas porque ayer cené con unas amigas y nos pusieron mientras esperábamos unos pinchitos de una tortilla riquísima que me supo a poco, así que hoy haré tortilla con calma. Vamos allá:

Los ingredientes no tienen misterio: patatas, huevos, cebolla, aceite de oliva y sal. Estos huevos de casa son tamaño trailer también, así que para los dos he puesto tres huevos y no los cuatro que pensaba porque en dos de ellos, había dos yemas. Las demás cantidades... al gusto y al número de individuos a la mesa.

La única diferencia es que la patata y la cebolla en lugar de freírlas, las caramelizo sin caramelizar: las dejo en el aceite de oliva, abundante, a fuego muy bajo durante media hora o más, sin necesidad de añadirle azúcar pues después de este tiempo se quedan melosas, melosas. No se doran, se pseudocaramelizan. Es posible que algún trocito de cebolla sí acabe algo dorado, tampoco importa demasiado.

Cuando estén, las escurrimos, las añadimos a continuación al huevo batido y las dejamos que se mezclen bien durante unos diez minutos. Ponemos a calentar una sartén antiadherente con una gotita de aceite, cuando esté caliente sin que sea en exceso, vertemos las patatas y cebollas con el huevo, dejamos un minutito y le damos la vuelta, luego otro minuto por el otro lado, y listo... tortilla de patatas y cebollas pseudocaramelizadas. Mi pasión por la tortilla española de cualquier forma no tiene límites conocidos. Esta es como todas deliciosa y sí, de régimen precisamente no es.

La foto es pésima pero sólo pude hacer una porque me fallaron la paciencia de mi compinche y mi apetito; por eso le di ese efecto raro. La próxima vez que la haga, me resarciré y le daré los honores que sin duda le corresponden.
La peli de hoy, también en V.O para llegar todavía más a la historia que he visto y me ha emocionado tantas veces, otro de mis clásicos: Tomates verdes fritos, o "Fried Green Tomatoes"... pe-li-cu-lón, again.






3 comentarios:

Miri dijo...

Me encanta la tortilla de patatas, y por unas cosas y otras, nunca la como... que desperdicio de vida la mia, oiga!

Patricia dijo...

Que rico! Que suerte la tuya de contar con los huevos 'caseros', deben ser muchismo mejores que los de supermercado. Voy a probar tu receta porque amo los huevos en todas sus versiones.

Lu dijo...

Aquí, en los supermercados sólo encuentras huevos tamaño limoncitos, bien pequeños. Ya me diste ideas para hacer tortillas, yo usualmente hago huveo revuelto nada más, no le agrego nada.

Tomates verdes fritos creo haberla visto alguna vez, voy a hacer memoria.

Un fuerte abrazo,

Lu
Mamá de DOS chancletas