
Tiene varios senderos para hacer rutas, uno de los más bonitos es el que se toma para bajar al faro, un sitio sólo apto para los que se quedan mudos en ambientes azules, merece la pena entrar él y empaparse de agua salada; partiendo del mismo punto, justo antes de la bajada, hay otro que me gusta mucho también que discurre por un camino de grava en dirección a donde hace años hacían prácticas los soldados, todavía están sus garitas, hoy desvencijadas y con todo tipo de pintadas, nobles e innobles; caminando, caminando, se llega a unas mesas de piedra al borde del mar que parecen una broma: esto es gratis? existe? nos pellizcamos varias veces y sí, lo es, y sí, es, a-lu-ci-nan-te, desayunamos con nuestro termo de cafe& zumo & croissant & manteldecuadros... full equip, allí sentaditos en la mesa más cerca del azul intenso, las nueve y pico de la mañana, diez, once, ni un alma, insisto: alucinante.
Las imágenes son de este paseo y de la parte final de la ruta que continuamos bajando el monte después de desayunar, seguimos andando hasta volver a nuestro punto de partida, el último tramo ni lo fotografié porque casas hay en todas partes, digamos que en esto es un lugar común, ahora que, este mar, estas Cíes, este olor, igual... igual, no; en todo caso, otro.
El mar me provocó y volví cantando...
3 comentarios:
Increíble.
¡Cómo está el cachorro!
Un beso. Yo soy de las que se quedan mudas con el azul.
Frank Sinatra... casi nada.
Sólo una duda: ¿te gusta Michael Buble? A mí, nada.
Lo dicho, sibarita, sibarita, de las buenas.
Nunca lo dudé, sabía que eras de las que se quedan mudas. El cachorro ya es mi ex diminuto desde hace un mes.
El tal Bublé pse, pse, tiene un cierto deje nasal que me resulta pelín... cómo te diría. Conste de fondo no me molesta. Jajajajajjaj, de las buenas, un abrazo querida, buen domingo!
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